Es costumbre de la inmensa meyoría de nosotros aprovechar estas fechas para enviar saludos, felicitaciones y buenos deseos a familiares, amigos y conocidos. Este escrito no será la excepción, con la salvedad de que también es el portador de una muy triste noticia.
Teniendo apenas ocho años de residente de Bonanza, he conocido a algunos de los vecinos que andan estableciéndose en el fraccionamiento, otros que llevan una estancia relativamente corta y otros que llevan veinte, treinta o más años como colonos.
Dentro de este último grupo se encuentra el ingeniero Luis Arturo Herrerías Hermann. Colono desde hace muchos años, tuve la fortuna de conocerlo desde hace unos cinco años.
A partir de entonces, se estbleció una amistad muy hermosa entre todos los Mancisidor de Bonanza con Luis Arturo.
Pero al igual que este 2009, los días de Luis Arturo llegaron a su fin, aún antes que el mismo año, y así, el 24 de noviembre, se adelantó en ese camino que todos tendremos que recorrer
Amigo sincero, siempre dispuesto a ayudar, de sonrisa espontánea, platica amena e interesante, consejero invaluable.
Saludarle era un placer, no sólo por estar en contacto con el gran amigo, sino que su saludo era el apretón de manos llevado a la perfección: firme, auténtico, gustoso.
Tristemente no poseo ninguna fotografía de mi entrañable amigo, pero les dejo esta imagen de un aterdecer de Bonanza, hermoso como todos, y que evoca al aterdecer de la vida de Luis Arturo, quien irradió luz a todos los que le conocimos, hasta sus últimos momentos.
Resulta curioso decir "descanse en paz" al incansable explorador...¡un abrazo, donde quiera que estés, Arturo!
Joaquín Mancisidor